Vuela, vuela alto alma mía y dime si la ves; entonces, anda
y dile que la espero al atardecer. Porque así lo quiso y no escuchó mi voz,
sino que atendió a su joven ilusión, viviendo un inseguro presente, con sus
dudas y truncas ambiciones ; por eso, vuela, vuela alma mía y cuéntale de lo
que hay más allá de lo que cree tener acá. Dile, que se asome al vidrio de la
ventana y temprano verá pasar a todos aquellos que van en pos de una ilusión
con sueños reposados y nuevas ambiciones.
Dile, alma mía, que se asome al atardecer y verá a los
mismos regresar, quizás fatigados, pero con la felicidad de un día menos y la
alegría de un día más. Sigue tu vuelo, alma mía, el rumbo que a diario llevas,
pon tus penas y alegrías. Vive los bellos momentos en tu ente, recordando a esa
chiquilla triste e incomprendida que tenía ganas de vivir. Dile, en el oído,
como un tierno susurro, que la amo y que daría la mitad de mi vuelo por verla
muy feliz reír; la otra mitad la guardo para mí, para seguir acompañándola,
porque sigue débil y el viento fiero la puede dañar.
Vuela, vuela alma mía, buscando un mejor horizonte en donde
algún día pueda ser ella verdaderamente feliz. Búscala en la tierra de Oz,
quizás el mago la pueda hacer comprender que mi vuelo ya se cansa, pero no
desmayo e insisto en un mañana mejor. Ella no cree que mañana pueda ser mejor,
pero tú, alma mía sabes que cuando se lucha por un ideal, se logra y el mago la
puede ayudar.
Dile, que salte, que grite, que se desprenda y lance lejos
las ataduras del conformismo. Dile que ves a muchos como ella buscando su
felicidad en el porvenir y que tú, desde lo alto, siempre la vez. Vuela, vuela
alma mía, y embriágame – aunque sea -, de pequeñas ilusiones. Dime, (aunque me
engañes) que ella cada día es mejor, que se esfuerza y ayúdala, porque en mi conoció
el verdadero amor.
Llévala contigo, te lo ruego, en un viaje por su futuro
norte y llénala de profunda paz. No le digas por nada… Ni siquiera un asomo,
alma mía, lo triste que me ves. Vuela, vuela alma mía, que yo a mi manera, la
espero feliz. Vuela, vuela alto alma mía y dime si la ves; entonces, anda y
dile que la espero al atardecer.
Y si no te dice nada y calla su corazón, déjala, que igual
la espero en el otro y en el otro y en el otro... Atardecer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario